Construyendo Resiliencia en Tiempos de Sequía

Garantía de agua y sustento para familias agroproductoras

Costa Rica promueve la resiliencia en comunidades rurales ante la falta de seguridad hídrica provocada por el cambio climático

Conocido por ser uno de los países con mayor biodiversidad del mundo, Costa Rica no escapa a los impactos del cambio climático. Ante ello, se ha elaborado el Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático 2022 – 2026. Su objetivo es conseguir un modelo de desarrollo que garantice la resiliencia climática de la sociedad, contribuya a aumentar la calidad de vida de las poblaciones más vulnerables, y aproveche oportunidades para innovar y transformar los sectores productivos con el fin de asegurar la continuidad de los servicios. 

Históricamente, la cuenca del río Reventazón, en Costa Rica, se consideraba una de las más caudalosas del país por la cantidad de agua de lluvia que captaba.  Las constantes precipitaciones que alimentaban la cuenca permitieron el desarrollo agrícola y la generación de energía hidroeléctrica en la provincia de Cartago. El alimento que se produce en esta zona y el agua que corre en el Reventazón son vitales para el resto del país: el 85% de la producción de hortalizas y el 45% de la generación eléctrica a nivel nacional, así como el 23% del agua potable que se consume en el Gran Área Metropolitana, la zona más poblada de Costa Rica, provienen de esta zona. 

Sin embargo, en los últimos años, los patrones de precipitación de la región se han modificado principalmente debido al cambio climático. Los datos muestran que, en el sector oeste montañoso de la cuenca del Reventazón, las precipitaciones anuales rondan entre los 1.400-2.300 mm/año, con un déficit hídrico de hasta el 30% para cubrir las necesidades de la población, la producción y el medioambiente.

¿Qué Sucede Cuando el Corazón Hídrico de un País Comienza a Secarse?

La sequía es uno de los riesgos climáticos que más daños produce, con grandes repercusiones en los recursos naturales y la seguridad alimentaria.

Los cultivos anuales, como los que predominan en la cuenca alta del Reventazón, están asociados con el patrón intraanual de temperatura y lluvias, por lo que los cambios en las precipitaciones generan incertidumbre en todo el ciclo de producción agrícola. La sequía no solo pone en riesgo la distribución y disponibilidad de alimentos a nivel nacional, sino que también afecta de manera desproporcionada a las familias agricultoras y a los medios de vida de las poblaciones locales que dependen de la producción. El nivel de desempleo aumenta y, por ende, también se elevan los niveles de carencia en las zonas rurales.

La disminución de la disponibilidad de agua para la agricultura tiene repercusiones directas en los medios de vida de las poblaciones locales que dependen de la producción.

Conoce más sobre esta iniciativa incluída en el Plan Nacional de Adaptación de Costa Rica en este video.

El Reconocimiento de Esta Realidad en el Plan Nacional de Adaptación de Costa Rica 

El Plan Nacional de Adaptación (PNA) señala el cambio climático como una de las mayores amenazas para el bienestar humano y la economía del país. Ante esto, la adaptación se considera una prioridad para salvaguardar los sistemas socioeconómicos de Costa Rica. 

El PNA reconoce al sistema hídrico como un pilar fundamental del desarrollo de Costa Rica y considera al sector agrícola como uno de los más vulnerables ante el cambio climático debido a su dependencia de los recursos naturales, incluido el agua. A ello se le suman otros factores de vulnerabilidad, como la alta informalidad del trabajo en zonas rurales, especialmente entre mujeres, la infraestructura insuficiente y las afectaciones económicas generadas por la COVID-19. 

Ante ello, tanto el PNA como la Política Nacional de Adaptación dedican un eje a medidas para la generación y el fortalecimiento de sistemas productivos adaptados y eco-competitivos, buscando la consolidación de mejores prácticas en el manejo sostenible de los recursos naturales para la producción. El PNA tiene diversas metas para al sector agrícola, incluyendo:

  • al menos 1430 hectáreas en producción con riego y un uso eficiente del agua;
  • 285 fincas productoras con recursos financieros para la implementación de prácticas resilientes, y  
  • 25 reservorios construidos y en funcionamiento en fincas hortícolas en la zona norte de los cantones de Cartago, Alvarado y Oreamuno, ubicados a en la cuenca del río Reventazón. La sequía es uno de los riesgos climáticos que más daños produce, con grandes repercusiones en los recursos naturales y la seguridad alimentaria.

Trabajo Conjunto

Atendiendo la falta de seguridad hídrica en la zona y respondiendo a las metas establecidas en el PNA, las familias productoras, en colaboración con la Dirección de Cambio Climático, la Comisión para el Ordenamiento y Manejo de la Cuenca del Río Reventazón (COMCURE) y el Servicio Nacional de Aguas Subterráneas, Riego y Avenamiento (SENARA), junto con el apoyo de la Red Global del PNA, desarrollaron una iniciativa de implementación enfocada en la construcción de reservorios de agua en fincas agrícolas, mejorando los sistemas de riego y haciendo un uso más eficiente del recurso, con el objetivo de fortalecer la resiliencia de la zona ante el cambio climático.

Dos factores habilitadores del proceso del PNA han sido clave en el éxito de este proyecto:

1. Los arreglos institucionales

El proyecto contó con la guía y coordinación de la Comisión de Recursos Hídricos de la Zona Norte de Cartago, la cual está conformada por el Ministerio de Ambiente y Energía, el Ministerio de Agricultura y Ganadería, el gobierno local de Cartago y las Sociedades de Usuarios del Agua, entre otras instituciones. La coordinación interinstitucional fortalecida a nivel nacional y subnacional fue fundamental para la realización de esta iniciativa.

2. La participación de la comunidad

A través de las Sociedades de Usuarios del Agua, las personas vecinas de las comunidades agricultoras participan activamente en la toma de decisiones para sus actividades agropecuarias. Las familias identificadas participaron en el proceso de construcción, encargándose, entre otras tareas, de excavar el área destinada al reservorio. Esto generó un sentido de pertenencia y responsabilidad dentro del proyecto. Además, se involucró a la Iglesia católica, que tiene un papel social clave en la provincia.

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Beneficios Directos

Un reservorio en una finca agrícola es una garantía de disponibilidad de agua en momentos en los que llueve menos de lo esperado, algo que está sucediendo cada vez más frecuentemente debido al cambio climático.
El reservorio permite:

  • seleccionar los tiempos de siembra y riego;
  • reducir el uso de agroquímicos al tener un cultivo fuerte que puede sobrellevar mejor el riesgo de algunas plagas que lo amenazan, y
  • cosechar el agua proveniente de la lluvia que cae en las estructuras mediante el uso de cañerías y tuberías para aprovechar al máximo este recurso.

La construcción de los reservorios de agua está permitiendo obtener cosechas más constantes. Este es un ejemplo de cómo una medida de adaptación logra tener beneficios sociales directos en la comunidad donde se implementa, y de la importancia de involucrar a actores clave a nivel local en el proceso del PNA. 

“Tener un reservorio permite producir durante todo el año, optimizar y variar la calidad de los productos, lo que brinda la oportunidad de ser competitiva y demostrar la fortaleza y lucha de las mujeres”.
Rocío Poveda, agricultora de Cartago
“Gracias a este reservorio hemos podido incrementar un poco los cultivos y hemos podido trabajar más”.
Johan Brenes, productor agrícola
“Con el reservorio, podemos cultivar 7000 metros cuadrados, incluyendo papa, higo, frijol y aguacate, garantizando el sustento para mi familia y otras personas”.
José Gómez, agricultor

Amentando la Resiliencia Agrícola

La resiliencia de los sistemas agroproductivos rurales frente al cambio climático es clave para la seguridad alimentaria de todo el país. La capacidad de adaptación se construye sobre el acceso optimizado al agua y su uso eficiente para mejorar la retención de humedad y la fertilidad de los suelos.

Con esta visión y con los resultados comprobados de la adaptación que estos reservorios han brindado a las familias involucradas, las instituciones nacionales y locales se encuentran en el proceso de replicar este modelo a mayor escala. En los próximos tres años, se planea la construcción de aproximadamente 100 reservorios en fincas agrícolas, financiados mediante fondos públicos y cooperación internacional.

Estos esfuerzos de adaptación van de la mano con los planes de desarrollo social y económico de la zona, y atienden elementos clave como la recuperación económica y el enfoque de género, asegurando impactos equitativos, sostenibles y en respuesta a los objetivos de adaptación establecidos en el PNA.

Créditos 

Texto Ivonne López Arce, Analista de Políticas del IISD y Vesalio Mora, director de la Comisión para el Ordenamiento y Manejo de la Cuenca del Río Reventazón. 

Fotos: moOve

Gracias especiales a Gabriel Calderón, José Gómez, Johan Brenes, Luis Brenes, Manuel Orozco, Norman Brenes, Rocío Poveda y al sacerdote Raymond Sánchez, por ser parte fundamental de este proyecto y por compartir sus historias y las de sus fincas.

© September 2024, International Institute for Sustainable Development
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